Estoy segura que hay un camino más corto, menos enriscado y más cómodo para llegar al nacimiento del río Mijares, incluso hay un sendero parcialmente señalizado que llega al manantial desde el pueblo de El Castellar en Teruel. Pero cuando salimos a la montaña no buscamos la eficacia, sino el disfrute del paisaje. Así, nuestros amigos José Luis y Manolo siguiendo los trazos de un itinerario grabado en el GPS nos lanzaron a la montaña llamada El Castellar, así, por las buenas, por senderos de ganado y sin ellos, fue una aventurilla muy provechosa. Pasamos junto al hermoso mas del Rebollar Alto que se conserva en bastante buen estado, sobre todo su interior. Desde él se domina un extenso mirador sobre el amplio valle y el topónimo indica que esta zona hoy tan desprovista de árboles fue terreno de robles en otros tiempos.
Improvisando el camino por resaltes alcanzamos la cima del Castellar, extensa llanura donde su buena posición en altura, explica la situación de un poblado ibérico llamado el Moratilla. De las posibles alternativas para llegar a la cumbre, una pasa junto a un aprisco más bien una cueva profunda para guardar ganado de aspecto curioso, un refugio para animales con una empalizada cerrando la entrada y que algunos lugareños nombran cueva Sabuquera. Desde el techo de tan impresionante mole caliza llevamos a identificar a lo lejos el pico Pina de Montalgrao y las extensiones lejanas de Javalambre. El poblado debió tener su influencia y prueba es la dimensión de la cuadrícula de sus viviendas y algunos profundos aljibes.
A lo largo de la rutas el material rocoso iba pasando de calizo en las partes altas a areniscas en los barrancos y llanos. Los bosques con pinos rodenos son limpios con hermosos ejemplares y comenzamos a descender hacia el nacimiento del Mijares encajado en un estrecho barranco donde comimos, un lugar protegido y fresco con el sonido del agua y buena sombra. Me salto el resopón del ascenso de dicho barranco. Entre un tupido pinar llegamos a la fuente Diana y el itinerario ganó en interés porque íbamos de sorpresa en sorpresa y esta vez fue una corta trepada acolchada por el musgo que en fáciles escalones nos dejó en la cabecera de un estrecho barranco. El encuentro de una ancho camino con indicaciones del sendero de pequeño recorrido relajó un poco los ánimos. Pero aún quedaban más sorpresas. Nos encontrábamos en la parte alta de un altiplano con grandes cortados hacia su parte sur y la visión del pueblo en la lejanía nos dió a entender el largo camino que quedaba por hacer. Una franja de roca caliza sobre la que caminábamos junto a precipicios de vértigo, se extiende como remate de la alineación montañosa, prolongación de la cumbre de El Castellar durante kilómetros. Pero otra sorpresa, Había que bajar hacia el pueblo y que mejor que por una canaleta desde la faja caliza, también fácil pero rompepiernas por la que salvamos el desnivel hasta la zona boscosa y luego los yermos donde pacían las vacas y hermosos caballos de la masía de La Andihuela..
El regreso al pueblo no tuvo desperdicio, un antiguo camino de herradura alcanza el pueblo junto un barranco con agua. Acompaña la ruta una vegetación inmensa de ribera con chopos monumentales y formaciones que el rodeno deja en todas sus variantes. Fue cansado pero original y relajado. En el pueblo la merecida cerveza, en este caso hecha en casa y tostada que nos dejó el buen sabor de boca de un día completo.
Tere, me encanta la descripción de recorrido, la verdad es que hacia tiempo que no disfrutaba tanto en la montaña.
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Llarga, llarga i el sol pegant de valent, però molt interessant i no menys divertida.
De vegades eixir sense tindre clar el que anem a fer dona una espurna de misteri a l'excursió.
Gràcies a Manolo i a José Luis no ens perdérem i gràcies a Tere em pogut rememorar un diumenge fantàstic.