Con la propuesta de Xavi nos lanzamos a alcanzar la cima de la Mazorra desde la urbanización de Casas Medina de Utiel. En la cima de este cerro se establecieron íberos en un punto estratégico excelente con una visibilidad del entorno inmejorable. El valle del Júcar se adivina lejano cerrando la gran llanura o Plana de Utiel. Descendimos de la moleta para dirigirnos a la sierra del Negrete, alineación que se levanta casi en solitario sobre la extensa planicie, parte de la meseta castellana que se pierde en el horizonte. Una vez en la parte alta de la montaña, el vértice geodésico de Marisancho fue la primera parada de panorámicas muy lejanas. Un grupo de buscadores de flores vimos una temprana y pequeña flor blanca que guardamos en las cámaras para buscar su nombre; apenas se levanta del suelo todavía invernal y alza unos pétalos blancos que terminan en punta y que nos recordaba la flor del azafrán, aunque ésta tiene los pétalos color rosa.
Seguimos el itinerario más o menos previsto por el borde de los cantiles calizos de esta parte de sierra como balcones sobre el llano hasta el pico del Aguila. En un descenso con algunas incidencias por las incomodidades del terreno buscamos un lugar para comer. La manada se disgregó en varios grupos según gustos y pareceres. Reunidos de nuevo regresamos al atardecer por un viejo camino de suelo descarnado pero pero con gran encanto que desciende entre pinares y que une Casas de Medina con el santuario del Remedio, lugar muy concurrido.
Nosotros dejamos atrás el santuario y bajamos hacia el punto de salida pasando por el área recreativa del Hontanar.