Cova de l’Aigua: para llegar a la Cova de l’Aigua tendremos que tomar la bifurcación de la senda que va hacia el este, y llegamos a unas empinadas escaleras que nos conducirán a la cueva. Antes de entrar en esta, encontraremos una inscripción romana incisa en la roca datada en el 238 a. C. y que está protegida por una reja metálica. Un poco más arriba, siguiendo las escaleras, se entra en la cueva que recoge en su interior el agua de lluvia filtrada por la roca caliza que forma el Montgó; el agua es retenida por un estrato de arcillas margosas impermeables. En tiempos pasados esta pequeña cueva se acondicionó para hacerla servir como depósito de agua, que después se aprovechaba canalizándola para el consumo humano e, incluso, para regar pequeñas huertas a los pies del Montgó.
Fuente: Parc Natural del Montgó (GVA)
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Montgó: El Montgó ha sido testigo del caminar de la especie humana, prácticamente desde sus inicios, y el hombre ha ido dejando sus huellas desde tiempos prehistóricos. Numerosos yacimientos y restos confirman esta presencia
Existen yacimientos del Paleolítico, Neolítico, Edad del Bronce, Íberos, Romanos, Musulmanes, Época medieval, un sitio sin lugar a dudas digno para que lo visitemos.
Fuente: Parc Natural del Montgó