Un domingo en medio de las celebraciones navideñas, fuimos a Espadán para olvidar compras, reuniones familiares, fiestas que acaban de madrugada, turrones y mazapanes. Escogimos Eslida en el corazón de la sierra, para aprovechar el sol que no veíamos desde hacía una semana y en la fuente Matilde comenzó la excursión. Por sendas estrechas y húmedas ascendimos hasta la font dels Llops, un rincón junto a un barranco donde el bosque ya se hizo el dueño del paisaje. Un sendero, posiblemente de transporte de la nieve almacenada en la nevera de Castro que no queda muy lejos, nos llevó hasta la parte más alta de una ladera donde vimos los restos en buen estado de posiciones estratégicas de la guerra civil. El camino antiguo que desciende del coll Roig a tramos perfectamente empedrado y en otros destrozado por el paso de los vehículos de dos ruedas, (sin comentarios) desembocó en la fuente de Castro, que a diferencia de la de Matilde apenas mana agua.El recorrido finalizó en la fuente Matilde de nuevo y un yantar nos repuso en Casa Paquita.
Ah se me olvidaba! nos abrazamos a un castaño que compartió con nosotros durante unos momentos el duro invierno.
a esta excursión si que fui, termine como siempre algo cansada.