⛰️ Descubriendo el Corazón de Onda: Una Ruta con Alma Local

Una jornada de senderismo por los alrededores de la emblemática montaña Montí de Onda se convierte en un auténtico privilegio cuando la haces de la mano de quienes mejor conocen cada sendero y cada historia.


Un Guía de Lujo para hacer el recorrido de la marcha CaminantxOnda

Queremos comenzar reconociendo el inmenso privilegio que supuso contar con la compañía de Vicente Salvador. Su conocimiento de las montañas que abrazan Onda es tan profundo como inspirador. Más allá de la geografía, Vicente nos abrió las puertas a los entresijos y al alma de la popular marcha CaminantXOnda, una marcha que cada año congrega a amantes de la naturaleza y del deporte. Su visión aportó una capa de historia y respeto a cada paso que dimos, transformando un simple paseo en una inmersión cultural.

Un Paisaje de Contraste y Majestuosidad

La montaña Montí, con sus 613 metros, se alza como un emblema, ofreciendo unas vistas incomparables de la majestuosa Sierra de Espadán y el valle. Nuestra ruta nos sumergió en un ecosistema de impresionante vegetación. Los senderos, en ocasiones densos y sombríos, están cubiertos de pino rodeno y alcornoque, creando un ambiente húmedo y vibrante, testimonio de la riqueza botánica mediterránea.

Un Camino de Tesoros Históricos y Naturales

El recorrido fue una sucesión de paradas emblemáticas que hilaban la historia con la naturaleza:

  • La Cueva Santa Bárbara y la Ermita: Un inicio con el sabor de la tradición y la arquitectura local, puntos clave de la devoción y el patrimonio de Onda.
  • El Cruce del Río: Descendimos hasta el río Sonella que bordea Onda, un nexo de vida y frescura que nos recordó la importancia del agua en este paraje.
  • Las Pasarelas y las Cuevas Heladas: Cruzamos unas modernas pasarelas de madera, un elemento que aporta una perspectiva diferente al camino, antes de alcanzar el místico paraje de las Cuevas Heladas, un rincón de singular belleza geológica.

El Final Idílico: Oasis de Historia Agrícola

El tramo final nos regaló una estampa que resumía la armonía entre el ser humano y la naturaleza: caminamos sobre una antigua acequia, un vestigio de la gestión del agua en la zona, hasta desembocar en un huerto tradicional. Allí, la vista de fantásticos olivos centenarios nos dejó sin aliento. Estos árboles, con sus troncos retorcidos y su sabiduría ancestral, fueron el broche de oro, un testimonio vivo de la historia agrícola de la región.

La experiencia fue un regalo: una mezcla perfecta de patrimonio, naturaleza exuberante y el valioso conocimiento de un guía local. Sin duda, un recorrido que debe estar en la lista de todo amante del senderismo.


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