Por fin, después de los largos meses de restricciones por la pandemia, el sábado día 15, una veintena de miembros de Marxa Nórdica, reiniciamos con ilusión y alegría nuestra actividad. Y lo hicimos en la Villa de Altura, municipio de la comarca Castellonense del Alto Palancia. Esta actividad programada para del último trimestre del pasado año, tuvo que suspenderse por el maldito COVID.

El punto de encuentro, fue junto al camping de Altura. Después de un pequeño almuerzo en el restaurante del Parque Municipal, comenzamos nuestra marcha. Fuimos guiados en todo el recorrido por José Angel Planillo, guía oficial de turismo, investigador y gran conocedor de la zona.

El primer tramo de nuestro recorrido, transcurrió por la vía verde de Ojos Negros (itinerario del antiguo ferrocarril minero de Sierra Menera). Un tiempo después dejamos la vía, desviándonos a la derecha, buscando el azud conocido como presa de San Juan, que mejoró mucho el abastecimiento de agua. Y convirtiendo grandes extensiones de terrenos de secano, en cultivos de regadíos.

Proseguimos después el camino por una pista que discurre entre verdes campos, repletos de millares de florecillas de todos los colores, entre las que sobresalía el rojo de las amapolas. Campos de olivos centenarios, de almendros y frondosos pinares, como las que rodeaban al llegar a la antigua masía fortificada de San Juan. Masía de origen musulmán, que a través de los siglos ha ido sufriendo diversas transformaciones, hasta llegar a la apariencia actual de castillo medieval.

Poco después, atravesamos por un pequeño puente la vía verde que anteriormente habíamos abandonado. Llegando así a la Cruz de San Juan, próxima a la Cartuja de Valldecrist, que pudimos visitar y conocer su historia, gracias a las explicaciones que José A. Planillo nos dio. Haciéndonos revivir en presente, lo que fue la vida que día a día transcurría entre sus muros.

La Cartuja de Vall de Crist o de Valldecrist, data de finales del s.XIV. En 1386 se colocó la primera piedra de la iglesia de San Martín. Uno de los pocos edificios que aún quedan en pie. Ya que tras la desamortización de Mendizábal en 1835, comenzó un proceso de abandono, expolio y deterioro, hasta llegar al estado ruinoso en que se encuentra hoy.

Fue una de las cartujas más importantes de España y Europa. No solo por su valor arquitectónico y riquezas que albergó. También, por los personajes que en ella moraban y las decisiones que estos tomaron en los distintos eventos y celebraciones que allí tuvieron. Hay que destacar entre sus personajes, a su fundador el infante Don Martín que posteriormente reinaría como Martín el Humano. Bonifacio Ferrer, hermano de san Vicente Ferrer. San Ignacio de Loyola fundador de la Compañía de Jesús y Benedicto XIII, el Papa Luna.

Hay que resaltar, la importante labor que la Asociación Cultural Cartuja de Valldecrist, está llevado a cabo, para rescatar del olvido la historia y el mantenimiento de este monasterio. Sensibilizando a la sociedad y poderes públicos para la recuperación de este patrimonio cultural.

Después de esta recomendable visita, solo nos quedaba recorrer, entre campos de cerezos y nispereros repletos de frutos, los últimos mil metros. Llegando así, al lugar donde habíamos dejamos los coches. Fin de la actividad.

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