APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE LA ESCALADA Y EL ALPINISMO (XIII)
Grandes alpinistas y escaladores españoles poco conocidos
Por Joan Grifoll
En anteriores artículos en los que conté parte de la historia de la escalada y el alpinismo español, aparecieron muchos de los muy conocidos escaladores y alpinistas. En el capítulo XI, con el resumen de sus maravillosos historiales relaté como protagonistas las historias de montañeros muy conocidos y otros no tanto: Juli Soler, Lluís Estasen, Antonio Victory, Julián Delgado Úbeda, Teógenes Díaz, Ángel Tresaco, Ernesto Mallafré, Ángel Serón, Fernando Millán, Alberto Rabadá, Ernesto Navarro, Andrés Espinosa, Ángel Landa, Pedro Udaondo y Venancio López de Ceballos. Y en el capítulo XII, otros muy conocidos; Jaime García Orts, José Manuel Anglada, Jordi Pons y César Pérez de Tudela.
Para los lectores de libros de montaña, todos estos nombres serán conocidos, algunos de los cuales protagonizaron actividades que fueron algunas de las más históricas del alpinismo y la escalada españoles. Pero ahora vamos a ver otras personas que a lo largo de su vida complementaron un historial impresionante, pero que por la época en que lo hicieron o por su situación social, son mucho menos conocidos.

Uno de los historiales sorprendentes es el de Mª Antonia Simó, la esposa del conocido Agustín Jolís, con el cual, y con Agustín Faus, participó en la escritura de un libro de técnica de montaña que en su época fue uno de los primeros libros formativos españoles; “Espíritu y técnica de la montaña” (1973), lo cual ya ponía en público los conocimientos de Mª Antonia Simó, alcanzados con una impresionante experiencia que vamos a relatar.
Nacida en Barcelona el 22 de mayo de 1915, Mª Antonia se dedicó al montañismo desde muy joven, alcanzando muy pronto un alto nivel en la escalada en roca. A los 25 años, en 1940, empezó a protagonizar actividades históricas que mantuvo a lo largo de su vida. Ese año hizo la primera escalada femenina a la aguja de Trencaborrols, en Montserrat, con lo que abrió el camino de su historial extraordinario.
Al año siguiente, 1941, el 17 de mayo con Jorge Panyella realizó la primera escalada en libre y femenina a la Aguja de la Momia, en Montserrat. Dos meses después, también con Jorge Panyella realizaron la primera escalada absoluta a la Aguja del Dit (Montserrat).
El 22 de agosto, hizo la primera escalada femenina al Pollegó Inferior de Pedraforca, de nuevo con Jorge Panyella, y dos días después, con Raimundo Estrems, llevó a cabo la primera escalada directa al Cabirols (Pedraforca).

Llevando a cabo también su labor profesional de enfermera, se relacionó con los mejores escaladores de sus alrededores, con los que siguió protagonizando escaladas históricas. En 1942 fueron las siguientes: el 17 de mayo, con Ernesto Mallafré, la primera absoluta a la Aguja de la Nina (Montserrat). El 26 de julio, con Luis Solé y José Botey, realizó la primera escalada femenina a la Aguja Inferior del Calderer, en Pedraforca, y al mes siguiente, con los mismos, realizaron las primeras escaladas españolas a la Punta de Aragón del Midi d’Ossau (2.883 m), a la cara NW del Asped (2.970 m) y a la cara SW del Anayet (2.559 m).
El 26 de abril de 1943, con Jaime Vendrell y dos más realizaron la primera escalada absoluta a la Aguja Superior del Calderer, lo cual hizo proceder a que las agujas de esa parte del Pedraforca se llamasen “Agujas de Mª Antonia”, ya que el día antes había realizado la primera escalada en solitario al Dit de Riambau (Cabirols). En el mes de julio protagonizó la primera femenina a la aguja del Sentinella, en Montserrat, y el mes de agosto de ese mismo año, de nuevo con Jorge Panyella, realizó la primera escalada nacional a la cara S de la Torre de Goriz.
Totalmente integrada en la élite de la escalada española, en 1944 siguió protagonizando las primeras escaladas femeninas en vías de gran dificultad, como La aguja de la Momieta (30 de abril) y La Campana (28 de junio), ambas en Montserrat. Y en el mes de agosto, con Jaime René y José Lliró, realizó la primera femenina a la Cresta de Salenques, en Pirineos. Los siguientes años se dedicó a llegar a cumbres de las montañas más altas de Pirineos y Alpes, y a impartir cursos de excursionismo y preparar a escaladores. Todo ello porque era socia del Centre Excursionista de Catalunya, en el que comenzó su relación con Agustí Jolís i Felisart.

En 1947, Mª Antonia y Agustí se casaron y compartieron la actividad de montaña y la publicación de hasta 15 libros de montañismo. Con Agustí retomó sus éxitos históricos de escalada, entre ellos, en 1949, la primera femenina a la pared N de Peñasanta y 4 días después a la arista N del Tiro Tirso, ambas en Picos de Europa.
Sus grandes hazañas de escalada continuaron, a veces con Agustí Jolis y a veces con otros grandes escaladores. El 20 de julio de 1950, con José Mª Colomer, abrió una nueva vía a la Aguja de Amitges (Pirineo catalán). Y con el mismo Colomer, en agosto de 1952 realizó la primera femenina a la travesía total de las Agujas de Travessany y la primera nacional a la Cresta de Tumeneja (Pan de Azúcar).
En julio de 1953, con Antonio Agramunt, en una escalada de dos cordadas hispanofrancesas, realizaron la primera escalada en la pared NE del Balaitús (3.144 m).
Totalmente sumergida en el mundo del montañismo, con 51 años hizo cumbres en el Atlas, con 70 años hizo numerosos recorridos en el Himalaya y se pasaba la vida ejecutando cursos de escalada y excursionismo, siempre con Agustí, con quien desde los años 50 formó una pareja modelo, que el tiempo no ha dejado caer en el olvido, en gran parte por su compromiso divulgativo.

Su vida y su filosofía le valieron a María distinciones como la Medalla al Mérito de la Federación Española de Montaña (1945), la Placa de Plata del GAME, la medalla de Forjadores de la Historia Deportiva de Cataluña (1987) o la Medalla de Honor de la Ciudad de Barcelona (2001). Pero sobre todo se ganó el respeto de muchas y grandes generaciones y el cariño de los que aprendieron.
En 2003 falleció Agustí, a los 89 años, pese a lo cual Mª Antonia siguió inmersa en el mundo de la montaña, ya únicamente difundiendo sus grandes escaladas y actividades alpinísticas, hasta que falleció en 2007, a los 92 años.
Otra gran escaladora poco conocida fue Carmen Romeu Pecci, que dedicó su vida a varios deportes, entre ellos el esquí y la escalada. Nació en Barcelona, en 1920, en una familia aficionada a la montaña que le transmitió su pasión. A partir de los 20 años llevó a término una intensa actividad de escalada y alta montaña. En 1940, junto a Ernesto Mallafré y su marido, Josep Piqué, efectuó la primera escalada absoluta de la Bola de la Partió, en Montserrat.

Al año siguiente, 1941, absolutamente unida a Josep Piqué mientras fueron novios y matrimonio, realizó más escaladas históricas: el 10 de mayo, la primera femenina al Cavall Bernat; y el 25 de junio, ambos de nuevo con Ernesto Mallafré, la primera absoluta a “El Rave”, ambas escaladas en Montserrat. Lógicamente, la cordillera de Montserrat estaba al lado de su casa, pero consiguió escaladas históricas en otras cordilleras. Ese mismo año, con Piqué y Mallafré, la primera femenina a la Vía Estasen en la cara N del Pedraforca, y como algo extremadamente importante en la historia del montañismo español, en el mes de agosto realizaron la primera escalada de la cara N del Monte Perdido.

Y a nivel internacional también consiguió realizar escaladas relacionadas en la historia del montañismo español, además de grandes hazañas de esquí: en 1951 fue la primera mujer que bajó esquiando el “Pas de Chévre” en los Alpes. En el mes de junio del mismo año, 1951, con Joaquín López y el austríaco Rudolf Schiendl, realizó la primera femenina y la segunda nacional a la cara N de la Pique Longue.

Y además de sus grandes actividades de escalada y esquí, fue una gran promovedora de la administración tecnológica del montañismo en compañía de su marido. En 1940 fue socia fundadora del Grupo de Alta Montaña (GAM). En 1942, dentro del Centre Excursionista de Catalunya, fundó el Centre Acadèmic d’Escalada (CADE), y en 1952 ingresó en el Grupo de Alta Montaña Español (GAME) por su historial y por su dedicación administrativa. Todas sus actividades se mantuvieron como podía ir haciéndolo al avanzar su edad, hasta que falleció, el 17 de julio, de 2021, a los 101 años.
Otro de los grandes escaladores de la época, no muy conocido y que se relacionó con los grandes escaladores españoles desde Catalunya, fue Jorge Panyella. Nacido en 1916 empezó a escalar muy joven a un alto nivel, aunque sus escaladas se vieron truncadas con la guerra civil.

Tras la guerra civil creció rápidamente su nivel de escalada y siendo socio del Centre Excursionista de Catalunya se relacionó con otros históricos, como hemos visto con Mª Antonia Simó, con quien escaló en 1941 su primera femenina y escalada en libre a la Aguja de la Momia y la primera absoluta a “El Dit”, en Montserrat; y su primera femenina al Pollegó Inferior, en el Pedraforca.
Siguiendo las escaladas con Mª Antonia Simó, participó en la cordada con ella y con Jaume Renyé en 1943, en la que hicieron la primera escalada nacional en la cara S. de la Torre de Goriz.
Panyella fue uno de los impulsores más sobresalientes de la escalada de dificultad en los años 40. En 1941, con Jorge Ferrera, hizo la primera escalada absoluta a “El Sentinella”, en Montserrat. En julio de 1945, con Ferrera y con Jaume Vendrell, abrieron una nueva vía en la cara S del Midi d’Ossau, y en abril de 1946, con F. Peire y A. Morguía, realizaron la primera escalada del Mallo Pison.

Sus escaladas en los Mallos de Riglos han contribuido mucho a la historia de la escalada española. En 1942 escaló la punta más alta del Mallo Firé, y en 1946, además de la notificada anteriormente, abrieron la llamada “Chimenea Pany-Haus”, al Mallo Pisón, una de las vías clásicas más bellas de la zona.
En 1953 hizo un intento a la espectacular Aguja del Puro, que no consiguió, y meses después, con Ayats, Salas y Rosich, lo volvían a intentar, pero por delante fueron Bescós, Rabadá y López, que finalizaron la primera escalada y la cordada de Panyella, la segunda.
La costumbre de denominar las vías abiertas por Jorge Panyella con el nombre de “Pany”, nos incluye en la historia de la escalada en la Comunidad Valenciana, ya que en 1955, con Jordi Salas, realizó la primera escalada al Peñón de Ifach, la Pany, en la pared W.

Durante toda su vida de escalador no participó en temas de difusión, sin escribir reseñas de sus vías abiertas, aunque al hacerse mayor, su gran relación con miembros del C.E.C., sobre todo con Mª Antonia Simó, Carmen Romeu, Ernesto Mallafré, Agustí Jolis, Josep Piqué, Jaume Renyé y Joan Rodriguez, hizo que se integrase en los asuntos técnicos, haciéndose miembro de la C.A.D.E. y del G.A.M.E.
Su relación con la escalada en todos los aspectos posibles según la edad, se mantuvo hasta su fallecimiento, el 14 de mayo de 2008, a los 92 años.
Además de escaladores y alpinistas como los mencionados, con historiales grandes, hay algunos y algunas muy conocidos y otros menos. Pero debemos incluir a nivel histórico montañeros y montañeras que protagonizaron alguna actividad histórica sin formar parte de un gran curriculum. Por ejemplo, uno de ellos fue Ramón Arabia, el primer español que ascendió al Monte Perdido, el 23 de agosto de 1880. En esa misma línea se encuentra Montserrat Mestre, la mujer que consiguió la primera ascensión femenina española al Aneto, el 7 de agosto de 1902.
Xavier Villaró, José Rovira y Juan García, fueron los primeros españoles que realizaron la primera escalada nacional a los dos Astazús, en el macizo del Monte Perdido. Baldomero Sol y Florencio Fuentes, en agosto de 1949, realizaron la primera escalada española a la Norte de la Pique Longue (Vignemale).
En cambio, muy conocidos sí que fueron Pedro Pidal y Gregorio Pérez (el Cainejo), que realizaron la primera escalada al Naranjo de Bulnes, el 5 de agosto de 1904.
Y poco conocido es Roberto Busquets, hijo de españoles, nacido en Chile, el protagonista de la primera ascensión española al Aconcagua, en diciembre de 1951. Y en ese mismo lugar, María Canals Frau, hija de españoles, nacida en Frankfurt, realizó la segunda ascensión femenina internacional al Aconcagua, en 1952.


Evidentemente, el conocimiento histórico total de los montañeros españoles es poco asequible en su totalidad, pero resulta muy agradable saber lo que hicieron algunos, como los que he integrado en este artículo, y sin duda habrá muchos y muchas más con actividades que podrían incluirse en la Historia del Montañismo Español.
Joan Grifoll
BIBLIOGRAFÍA
- Alpinismo español en el mundo (José Mª Azpiazu Aldalur). RM, 1980
- La Conquista de la Montaña (Agustín Jolís Felisart). Ed. Hispano Europea, 1954.
- El Naranjo de Bulnes. ‘Un siglo de escaladas’ (Isidoro Rodríguez Cubillas). Desnivel, 2000
- La conquista del Pirineo (Marcos Feliu). Sua Edizioak, 1999
- Espíritu y técnica de la montaña (A. Jolís, M.A. Simó y A. Faus). Ed. Hispano Europea, 1973.
- Wiquipedia.
Gràcies Joan, un article molt interessant que fica de relleu la trajectòria, oblidada, de les escaladores al nostre país.
Sempre es un plaer aprendre de les teues experiències.
Segueix compartint-nos eixa saviesa perquè no es perda en l’oblit.