Como resulta evidente, la labor del asegurador es evitar en lo posible las consecuencias que puede tener una caída del primero de cuerda. Para ello la premisa principal es mantener una atención constante a la evolución del escalador y mantener con él una comunicación constante.
En general, el asegurador debe de observar rigurosamente los siguientes principios:
1.- No dejarse distraer por el ambiente a pie de vía: sobre todo en la escalada deportiva la secuencia de maniobras resulta muy repetitiva y mecánica, por lo que es fácil que la atención del asegurador se distraiga con alguna conversación o cualquier eventualidad que suceda a pie de vía. Una caída del escalador puede suceder en cualquier momento y no siempre la ve venir el escalador, por lo que a veces le coge desprevenido y no puede avisar al asegurador. Esas caídas imprevistas suelen ser las más graves.
2.- El asegurador debe de estar siempre pendiente del terreno en el que se mueve el escalador. Si debajo de él hay una repisa o escalón debe de extremar las precauciones porque una caída tendría graves consecuencias, por lo que irá dando cuerda muy poco a poco, a medida que la precise el escalador, y se preparará para que, en caso de caída, la cuerda corra lo menos posible, para lo cual estará pegado a la pared e intentará recuperar lo que pueda de cuerda si se produce la caída
3.- En escalada deportiva las peores caídas son las que se producen en las dos primeros seguros, pues el escalador puede llegar al suelo en su caída, lo que puede producirle graves lesiones. El asegurador debe de estar muy atento para dar cuerda rápidamente cuando el escalador la pase por dichos seguros, e inmediatamente recuperar para evitar que se produzca una comba, aunque sea mínima, en la cuerda.
4.- Durante toda la escalada, el asegurador debe de mantener la cuerda estirada, pero no tensa, para que el escalador pueda subir sin hacer fuerza para arrastrar la cuerda. El asegurador deberá de calcular el rozamiento de la cuerda cuando el escalador lleva bastantes metros escalados, dejándola un poco suelta si hay rozamiento para que el escalador la suba con facilidad, pero siempre sin que haya comba. El único caso en que se puede admitir que la cuerda haga comba en las manos del asegurador es en escalada clásica, cuando los seguros no son muy fiables, aumentando así el dinamismo de la cadena de seguridad en caso de caída. En la escalada deportiva de un solo largo nunca está justificada la comba en la cuerda del asegurador.
5.- Como hemos dicho, una buena comunicación entre escalador y asegurador resulta fundamental. Para ello es conveniente utilizar siempre los mismos términos para pedir cuerda, que el asegurador la bloquee, cuando ya está anclado en la reunión o cuando quiere que el asegurador empiece a bajarlo. En caso de que el asegurador no oiga bien porque hay ruido a pie de vía, debe de pedir a la gente que se calle o deje de hacer ruido.
6.- En caso de que el asegurador pierda de vista al escalador, deberá de ir imaginando lo que sucede durante la progresión, a medida que va subiendo la cuerda. Cuando la cuerda deja de subir momentáneamente, debe de pensar que el escalador está colocando una expréss, con lo que poco después la cuerda volverá a correr. En caso de que dicha pausa sea más larga, el asegurador debe de pensar que el escalador se enfrenta a un paso difícil, con lo que extremará la atención.
7.- Antes de que el escalador inicie la escalada, ambos deben de calcular la altura de la vía y por tanto los metros de cuerda que van a ser necesarios. Si la cuerda puede estar justa, el asegurador hará un nudo en el extremo libre de la cuerda, para evitar que pase por el dispositivo de seguro en caso de que no llegue en la bajada. Si el asegurador no ve al escalador y percibe que por los metros de cuerda desplegados ha llegado a la reunión, notará una pausa larga en la progresión, a continuación un grito que significará que el escalador ha llegado; poco después otro grito en el que pide cuerda, con lo que el asegurador empezará a liberar cuerda, pero solo en la medida que vaya estirando el escalador. A continuación habrá otra pausa, mientras el escalador instala el descuelgue, y finalmente, otro grito que será para que lo baje. En esta última instancia, el asegurador empezará a dar cuerda lentamente y deberá sentir el peso del escalador, aunque esté mitigado por el rozamiento. Si no se produce otro grito de advertencia, el asegurador continuará descolgando al escalador lentamente, al menos hasta que se establezca contacto visual.
8.- Aunque el asegurador utilice un dispositivo autoblocante, tipo gri gri, nunca debe de conducir el aseguramiento con una sola mano. Bajo ninguna circunstancia debe de maniobrar con una sola mano ya que se han dado casos de fallos de bloqueo por haberse metido tierra o pequeños guijarros en el dispositivo de bloqueo.
9.- El asegurador debe de llevar siempre casco. Las consecuencias de no llevarlo en caso de que caiga una piedra o cualquier objeto de escalada, pueden ser nefastas para ambos miembros de la cordada (Caso Loren Candamine)
10.- La posición idónea del asegurador es justo en la vertical del escalador y lo más cerca posible de la pared, así podrá bloquear la cuerda si lo pide el escalador, sin que un movimiento de resituación haga que el escalador pierda algunos centímetros que pueden resultarle fundamentales para superar el paso. Además, en caso de caída, el asegurador no se verá arrastrado, lo que aumentaría la caída del escalador.