Los pies de gato para escalada son, sin duda, uno de los productos de más complicada elección dentro del material de montaña.

Encontrar el modelo que cubra nuestras necesidades exactas y que además nos ajuste al pie como debe no es sencillo, especialmente para los escaladores que comienzan o aún no tienen la suficiente experiencia.

La dificultad de elección no radica únicamente en conocer las prestaciones y usos adecuados de cada modelo; hay un hándicap añadido: la incomodidad intrínseca de los pies de gato.

De esta manera, tendremos que conocer:

a- Qué tipo de pie de gato necesitamos para nuestro grado, y tipo de escalada y roca.

b- Qué talla es la adecuada, y qué horma es la más apropiada para nuestros pies.

Combinando estos dos factores, hallaremos aquellos que tengan el mejor equilibrio entre unas prestaciones adecuadas y una talla y horma que, por las molestias, no interfiera en nuestra escalada; más al contrario: la beneficie.

LA IMPORTANCIA DE LA CORRECTA ELECCIÓN DE LA TALLA

La escalada tiene que intentar ser un juego de pies, basado en los apoyos y equilibrios y cambios de fuerzas que hacemos sobre ellos. Cuanto más empleemos los pies y el equilibrio, menos fuerza de brazos y dedos deberemos a hacer.

Esto obliga a los pies de gato a ser ajustados. Tienen que ser una segunda piel que nos permita tener sensibilidad sobre la roca, apoyarnos sobre presas minúsculas, y no pueden moverse en ningún momento.

Por ello, una primera cosa que hay que tener clara es que los pies de gato no son cómodos como una zapatilla. Digamos que, al ponérnoslos, nuestros dedos deben ocupar completamente la zona frontal interior, normalmente un poco encogidos en forma de gancho.

Esto nos permitirá un juego de pies correcto, tanto en adherencia como en cualquier tipo de regleta, presa, agujero, etc.


La escalada como juego de equilibrio.

Tenemos que tener esto muy en cuenta. No elegiremos la talla como el que elige un calzado normal, con su pequeña zona vacía entre los dedos y la puntera, sino que debemos rellenarla.

Tan importante como que la puntera quede “rellena” es que la zona del talón nos ajuste. Si el pie se mueve durante la escalada dentro del gato en la zona del talón, perderemos muchas prestaciones y forzaremos innecesariamente la zona de los gemelos.

Dicho esto, hay quien piensa que, puesto que los gatos no son cómodos de por si, cuanto más ajustados los llevemos, mejor aprovecharemos sus prestaciones. Y hay quien elige gatos unas cuantas tallas más pequeñas de lo que debería.

Esto no es así. Es cierto que depende de cada cual. Pero si forzamos nuestra talla demasiado, nos encontraremos con que, a la hora de realizar un apoyo, sentiremos verdadero dolor…que impedirá que apoyemos como debemos, porque nuestra propia mente lo imposibilitará.

Un par de consejos útiles

Los pies de gato -sean de piel, sean sintéticos- ceden en mayor o menor medida (los de piel ceden más que los sintéticos).

Por eso, para evitar pérdidas de ajuste posteriores, suele forzarse un poco la compresión de la talla. Es probable que al principio sean un poco más incómodos de lo debido, pero con el uso nos haremos a ellos.

Debido a su gran ajuste, la talla de los pies de gato es especialmente sensible al cambio de volumen e hinchazón que los pies sufren por actividad, etc. Como durante la escalada los pies no estarán en descanso, se recomienda seguir el clásico consejo de comprarlos tras una caminata, a final de día, etc. En el momento en el que el ajuste de un pie de gato nos moleste como para que el apoyo pleno se vea perjudicado (en un gesto que perfectamente puede ser reflejo) por miedo al martirio que podamos sufrir al depositar todo nuestro peso sobre el pie, nuestra talla es ridículamente pequeña. Lo poco que ganamos en sensibilidad y agarre lo perderemos al perjudicar nuestro equilibrio y técnica de pies.

Es verdad que los profes a veces hacen esto; pero ellos son eso: profesionales, y hay que pensárselo bastante antes de seguir sus pasos.

Los pies de gato deben ser ajustados. Pero no deben ser molestos como para modificar nuestra juego de pies, ni como para que el dolor nos impida disfrutar de la escalada. Que es de lo que se trata.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que, como vamos a explicar a continuación, hay pies de gato más o menos técnicos, que suelen coincidir con pies de gato más o menos cómodos.

Toda esta explicación es perfectamente válida para aquellos que practiquen la escalada deportiva o el búlder, sea cual sea su dificultad. Sin embargo, los amantes de la escalada clásica de varios largos suelen elegir los gatos con una cierta holgura.

¿El motivo? Sus vías se caracterizan por la longitud y el compromiso, no por el grado. Pueden durar horas, días completos. Por lo que no necesitan un ajuste tan radical, pero si una comodidad que les permita superar tiempos tan largos. Incluso, si el frío aprieta en escalada alpina, puede ser que tengan que usar calcetines, algo que resultaría imposible con un ajuste deportivo.

Pies de gato simétricos

Vista frontal Force X, de Scarpa. Pie de gato simétrico, como una zapatilla

Su horma es recta, similar a la del calzado convencional. Esto da mucha mayor comodidad, así que están destinados a la escalada clásica de vías multi-largo, o a rutas de baja graduación.

No es en absoluto una mala idea que aquellos y aquellas que comienzan en esto de la escalada se compren este tipo de gatos.

Al contrario: es recomendable. Para el grado que podrán escalar, es suficiente, y les permitirá iniciarse en este apasionante deporte con comodidad.

Mythos, en su versión para mujer. Un clásico que sigue siendo puntero

Su forma penaliza el apoyo en micro-presas, regletas muy pequeñas, agujeros, etc…, pero en la mayoría de vías de clásica, o de iniciación y nivel medio no será necesaria tanta precisión…y su técnica incipiente no les permitirán aún resolver esos problemas, independientemente de los gatos que empleen.

Su ajuste es más relajado; el tipo de escalada también, lo que además nos permitirá evitar un ajuste fuerte a la hora de elegir la talla. Dos buenos ejemplos de este tipo de pie de gato son los Force  X, de Scarpa, o los clásicos Mythos, o Mythos Lady, de La Sportiva.

Pies de gato asimétricos

La suela y horma tienen, prácticamente, la forma exagerada del pie, con una puntera que “envía” el peso a la zona del dedo gordo. De esta manera, al concentrar el apoyo, se consigue que funcionen especialmente bien en presas mínimas, agujeros e irregularidades de la roca, etc.

Como es fácil de imaginar, son bastante más incómodos que los de horma simétrica, pero fundamentales para afrontar retos de grado medio y superior. Sin embargo, volvemos a insistir en que incomodidad no quiere decir dolor ni molestia, especialmente después de haberlos hecho a nuestro pie con el uso.

En realidad, podríamos decir que la mayoría de pies de gato que se emplean en escalada deportiva, en mayor o menor medida, tienen bastante acentuada la forma asimétrica del pie.

Su ajuste es mucho mayor. No sólo por la horma en sí; para que funcionen realmente bien durante la escalada, deberemos comprar la talla adecuada -y esto significa bien ajustados- para exprimir sus prestaciones.

En esta categoría son excelentes el modelo Booster S, de Scarpa, o el Speedster, de La Sportiva

Según su rigidez y dureza, podremos distinguir entre:

Pies de gato duros (o rígidos)

Son los empleados, principalmente, en escalada en placa y en paredes verticales poco o nada extraplomadas. Es una escalada técnica, de menos fuerza, con gran importancia del juego de pies.

Para entender el concepto, podemos pensar en las botas de alpinismo: son rígidas para permitir que nuestro pie permanezca horizontal al trabajar en vertical, como si al clavar reconvirtiéramos nuestra suela en un tablón sobre el que nos apoyamos.

Exactamente el mismo caso, aunque la rigidez y dureza es mucho menor que la de una bota de alpinismo. Si la escalada es en placa, estaremos horas de actividad sujetándonos sobre la puntera en presas minúsculas.

La rigidez del pie de gato nos ayudará a sostenernos, y no tendremos que forzar tanto los gemelos. Además, esa rigidez evitará que en las regletas más mínimas la goma ceda.

Como ocurre con el calzado de montaña, la rigidez conlleva una pérdida de sensibilidad.

Un pie de gato rígido nos permite asentarnos sobre presas minúsculas en placa

Boreal Lynx
Pies de gato blandos

Dan mucha mayor sensibilidad. Los primeros y antiguos modelos blandos nacieron para la adherencia, pero tal y como se fabrican la mayoría de ellos hoy en día, nacieron para el búlder, aunque en grados muy altos son empleados por muchos en deportiva.

Instinct S Lite, de Scarpa un modelo de pie de gato blando moderno de altas prestaciones.

Aunque hay quien los usa en otro tipo de vías, son los mejores en extraplomos y grados altos, ya que necesitaremos esta sensibilidad y mucha agilidad para los pies en un tipo de escalada en la que no es necesario el apoyo rígido, porque el peso del cuerpo no recae sobre el pie como descanso, sino que los pies son, prácticamente, unas segundas manos.

Hay que tener en cuenta que, desde que nacieron, ha habido algunos modelos de pie de gato «tirando a blando», de formato más clasico, especialmente querido por los amantes de la adherencia. En un territorio eminentemente calizo, el sur de Europa ha preferido otros modelos. Pero no olvidemos que existen zonas de adherencia importantes, como la Pedriza.

Y finalmente, en lo técnico, hay una última división, según la curvatura de la suela:

Suelas planas
Techno X, de Scarpa, en su versión para mujer

Hasta no hace mucho, la mayoría de las suelas eran planas. Tienen una ligera curvatura, como cualquier calzado, que en la mayoría de las ocasiones era a favor de pie (es decir, hacia arriba). Son los más empleados, independientemente de que sean duros, blandos, simétricos, asimétricos, etc.

En los últimos tiempos su curvatura puede ser ligeramente hacia abajo, pero nunca de forma exagerada. Esto permite aprovechar mejor las pequeñas presas, agujeros, etc.

Podemos recomendar los Verdon Lace, de 5.10, o los Techno X para mujer, de Scarpa.

Suelas curvas
Solution, de La Sportiva, en versión mujer

Nacieron para el búlder y el grado muy alto. Son bastante incómodos, pero en vías de bloque, muy rápidas, esto no importaba. En un principio la mayoría eran de suela blanda; ahora hay de todo tipo.

Forman un gancho hacia abajo que puede ser bastante importante. Esto permite a los escaladores que los emplean apurar al máximo las posibilidades de tracción sobre mínimos agujeros, etc, al llevar toda la fuerza y peso del cuerpo a los dedos del pie en vertical, de forma similar a una bailarina de ballet.

Es probable que, por imitación de los mejores, haya algunos escaladores novatos o medios que piensen que este tipo de pies de gato es el que tienen que emplear para parecerse a ellos. Grave error: sirven para lo que sirven; el resto sólo encontrará incomodidades.

El modelo Solution de La Sportiva, en versión de hombre y mujer, es muy recomendable.

Así, según su tipo de cierre, podremos distinguir entre:

Pies de gato con cierre de velcro

Ajustan algo peor, aunque no mucho. En realidad, la diferencia de ajuste la notan sobre todo aquellos que tienen pies, digamos, “raros”. Los cordones les dan más posibilidad de personalización de ajuste por zonas.

Tienen una ventaja, sobre todo cuando hablamos de gatos muy ajustados de alto nivel: como los gatos son, de por sí, incómodos, y además algunos fuerzan mucho la talla, los velcros permiten con un simple gesto de la mano a quienes emplean estos pies de gato “liberar”¨sus pies en reuniones, en los tiempos entre pegues a pie de vía, etc.

Un escalador avanzado que esté probando una vía de deportiva, o sobre todo un escalador de bloque, puede tener que realizar este gesto muchas veces al día, por lo que sería muy poco práctico llevar cordones. Sobre todo cuando tiene que liberar el pie en reuniones en pared, que pueden ser en sitios complicados.

Y además: en un calzado tan ajustado como los pies de gato, la hinchazón natural de los pies durante la actividad y a lo largo del día puede hacer que, en una vía de varios largos, tengamos que modificar el ajuste de los pies de gato durante la escalada; en este caso, los velcros nos ayudarán sobremanera.

Esto no quita que haya muchos escaladores medios que los empleen. Si ajustan bien a su tipo de pie, son mucho más cómodos de poner y quitar en cualquier momento. En realidad, para el nivel general, la diferencia de ajuste en unos pies normales es tan pequeña que puede pesar menos en la balanza que la practicidad de los velcros.

Dos ejemplos paradigmáticos son los modelos Feroce, de Scarpa, y la versión en velcro del legendario Miura, de La Sportiva, en su versión de hombre y mujer.

Pies de gato con cierre de cordones

Ajustan mejor, sobre todo, como decimos, para aquellas personas que tengan los pies algo raros. Son los preferidos por quienes no fuerzan al máximo la talla, y no se ven obligados a soltárselos tan a menudo. Si hay que estar soltándolos y poniéndolos constantemente…bueno, puede ser poco práctico.

Dos ejemplos son los Silex, de Boreal, y los Mago, de Scarpa

Pies de gato tipo bailarina
Un buen ejemplo de altas prestaciones es el Stix, de Scarpa.

Aunque su uso ha decrecido desde la aparición de los pies de gato de velcro, más polivalente, las bailarinas siguen empleándose mucho en búlder, y sobre todo, en gimnasio y rocódromo.

El fundamento es el mismo que los pies de gato de velcro: se busca una rapidez, comodidad y practicidad a la hora de ponérnoslos y quitárnoslos, en situaciones en las que este gesto tiene que ser repetido muchas veces.

Las bailarinas, que carecen de cierre y emplean una goma en el empeine para conseguir el ajuste, son incluso más rápidas de quitar y poner que los gatos de velcro.

Y finalmente, también podemos hacer dos divisiones en los pies de gato según el material empleado para su construcción:

Pies de gato de piel

La piel sigue empleándose mucho. Tienen una característica que, simultáneamente, puede ser una ventaja o un inconveniente: cede más que los materiales sintéticos, lo que puede ser un inconveniente si perdemos ajuste, pero también puede ser una ventaja, porque en muchos casos supone que el gato se adaptará con el tiempo mejor a nuestro pie.

Y también tienen una ventaja subjetiva: normalmente, los pies de gato los empleamos sin calcetines. Y para muchos es más agradable el tacto del serraje que el de un material sintético, sobre todo si consideramos que nuestro pie tiene que estar horas en contacto con el material.

El modelo Satori, de Boreal, ultramoderno, ultratécnico, pero realizado en piel, es un ejemplo que muestra cómo a pesar de la aparición de nuevas fibras, la piel sigue empleándose.

Pies de gato de materiales sintéticos

Ceden menos, lo cual es perfecto si al comprarlos nos ajustan muy bien, pero sufren un efecto secundario: la mayoría de productos sintéticos provocan una sudoración mayor que los naturales…además de un olor que puede llegar a ser algo fuerte según las personas.

Es verdad que hoy en día las marcas han trabajado sobre esto, y los nuevos materiales han solucionado en buena parte este problema, como por ejemplo ocurre con el futurista modelo Hydrogym, de La Sportiva.

Autor: Joan Grifoll

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