Los diez participantes empezamos con ganas la ruta. El viento era el principal enemigo que vencer. Buscamos un poco de cobijo para almorzar en las primeras rampas de subida. Después de reponer fuerzas continuamos subiendo, donde las vistas del Montgó y el mar nos encantaron. Las aliagas estaban en plena floración, un amarillo intenso tapizaba los matorrales de la zona que hacia doce años se había quemado.
Nos paramos en el Forat del Aire, desde varios agujeros suele soplar viento frio del interior de la sima. En esta ocasión no soplaban casi.
Continuamos ruta hasta la sima del Pilar. Desde ahí comienza un bosque de encinas que nos dejan paso a los ventisqueros, grandes agujeros mitad naturales mitad artificiales que llenaban de nieve para vender el hielo. Se diferencia de una nevera en que no tenían techo.
Al principio del Barranc de Manesa encontramos una pequeña nevera de nieve y comenzamos el sendero botánico por dentro del barranco. Sendero que nos lleva a la parte mas frondosa del recorrido por un camino zigzagueante de herradura que era utilizado por los que comerciaban con la nieve.
Después por cómoda pista volvemos a la Font de la Drova, punto de inicio de nuestra ruta.