Héctor Verdú (Alcoi 1933), residente en Ontinyent desde el año 1952. Socio fundador del Centre Excursionista d´Ontinyent, del cual fue presidente en varias ocasiones. Activo practicante de montaña y escalada; miembro del Grupo de Alta Montaña. Comprometido con su entidad y en la organización y desarrollo social comunitario, entre los años 1982 al 1986 asumió la presidencia de la Federación de Montaña (FEMECV). Miembro de la Expedición Valenciana al Ártico, Groenlandia 1970, Héctor consignó en un diario personal la estancia y las actividades llevadas a cabo durante 34 días por el equipo participante. Una acertada iniciativa, texto y fotografías, hoy un estimable documento testimonial convertido en un libro.
La Expedición Valenciana al Ártico, Groenlandia 1970, suponía por aquel entonces un desafío para nuestro montañismo, afrontando las exigencias de organización de la “expedición”, burocracia, solicitud de permisos a Dinamarca, país del que depende el territorio de Groenlandia, traslado de material (tiendas de campaña, material de escalada, equipo…), alimentación del equipo…un largo listado de tareas previas a la salida que suponían un radical cambio conceptual de funcionamiento, de la autonomía y movilidad autosuficiente de la cordada, a la complejidad dinámica y logística del equipo ante un objetivo común montañero. Groenlandia 1970 acudía a una inhóspita geografía ártica de complicado acceso a una zona inexplorada, de glaciares y cumbres vírgenes. Un total de siete montañeros participaron en la expedición: Ángel Tébar, Amadeo Botella, Enrique Torres, Héctor Verdú, José Aranda, Vicente Manglano (médico) y el murciano Juan Baldomero Brugarolas, compañero que compartía con Valencia alguna de nuestras actividades. De aquel escogido grupo participante, lamentamos el fallecimiento años atrás de José Aranda, Amadeo Botella y Juan Baldomero Brugarolas.
Al término de los variados recorridos de descubrimiento y ascensiones, las veinticinco montañas vírgenes coronadas por el equipo expedicionario, quedaron registradas en la cartografía danesa con nuevos topónimos que repetían, en tan lejanas tierras del gran norte, nombres entrañablemente valencianos, ejerciendo el privilegio de bautizar lugares hasta el momento no hollados por el hombre. Finalizados los días previstos de estancia, una inquietante situación se cernía sobre el grupo que afectaba a la seguridad de su regreso: el fiordo, en cuya cabecera fueron desembarcados, se había cubierto en su totalidad de bloques de hielo, un serio problema para el acceso del barco que los había de trasladar a la población más inmediata, resuelto al fin con la pericia y una arriesgada apuesta del capitán, llevando su embarcación entre témpanos en delicadas condiciones extremas de navegación.
En el 2020 se cumplían 50 años de la expedición. Había el proyecto de celebrar este aniversario en nuestra entidad, Societat Excursionista de València. Con los preliminares resueltos, entre ellos la conexión con los compañeros que formaron el equipo, la expansión y virulencia del COVID, paralizó el propósito que ya no fue retomado en los años posteriores de obligado confinamiento social por la pandemia. Este libro, diario, memoria y fotografías, nos trae de nuevo un hecho relevante que Héctor, con su oportuno relato, lo ha preservado para el futuro.
Con el elogio a este diario, ejemplo del sentimiento de la posteridad al datar hecho y fechas, quiero añadir que hay en la puesta a punto de este libro, forma y estructura narrativa, la contribución del buen hacer y sentimiento social del estimado compañero y amigo Enric Abad, salvando unos textos de su posible pérdida. Al mismo tiempo, significar la ayuda en su publicación del Centre Excursionista d’Ontinyentel; de la Federación Valenciana de Montañismo (FEMECV) y de la Ferretería El Barranquet.
Rafael Cebrián Gimeno
Enorme orgullo por estos grandes montañeros