La ruta la empezamos con mucho miedo, nos había llovido en el trayecto de ir en coche. Sería la tercera vez que la cancelábamos por mal tiempo. Esta ruta parecía gafada. La previsión de lluvia para ese día era 0%. Al final tuvimos suerte y el día aguanto. Pero no todo podía ser perfecto, una nube enganchada en las montañas nos impedía disfrutar de las espléndidas panorámicas. Y como colofón una carrera de montaña que nos impidió aparcar en el punto establecido.
El aroma del azahar nos envolvía. Comenzamos a caminar siguiendo un sendero en franca subida, lleno de antiguos hornos de cal. Estos hornos consistían en una excavación circular en la roca con muros de piedras rodeándolas. En ellos se dejaba un hueco abajo para colocar un fuego fuerte. Encima de ese fuego se colocaban unas losas a modo de parrilla y encima de ellas se colocaba las piedras de caliza a quemar. Todo ello tapado con una capa de tierra. Para hornearlas y obtener la cal triturando esas piedras.
Almorzamos en el último horno que tenía mesa de picnic y buenas vistas. Después continuamos por una zona bastante llana que nos sirvió para que el almuerzo no se nos atragantara. Retomamos la subida por sendero con bastante niebla que a algunos nos recordó Picos de Europa, por el paisaje calizo y vegetación baja todo envuelto en las nubes bajas que nos atravesaban.
La subida finalizo en el Pouet del Tío Pasqualo, que por cierto tenía bastante agua. Desde ahí nos dirigimos a coronar la cima del Alt del Mirador, donde nos volvimos a llevar la desilusión por la niebla que nos cegaba. Sin perder el ánimo empezamos a bajar y nos desviamos a la Creueta del Toro. Esta vez sí tuvimos la recompensa esperada, unas vistas panorámicas de todo el valle de la Valldigna hasta el mar Mediterráneo.
Continuamos bajando y nos acercamos a la Sima del Toro, que sorprende por su tamaño y su profundidad, que la vegetación no te deja ver. A partir de aquí comenzó el tramo más montañero y divertido. Una bajada bastante vertical rodeados de impresionantes paredes. Cuando finalizó este tramo volvimos a un sendero que continuaba bajando y nos metió en un bosque de pinos que nos llevó hasta el área recreativa al lado del pueblo donde comimos.