CAMINO 2022
Triacastela, Sarria, Portomarín, Eirexe, Melide, Arzúa, O Pedrouzo y Santiago

Elena gonzález

Caminar. Paso a paso. Avanzar. Sentir el crujido de la tierra, de la hojarasca. Emborracharse de azul, de verde, de ocre. Respirar eucalipto, hinojo, humedad.

Camelias derramadas sobre el borde del camino, en un imprevisto y generoso derroche de belleza a nuestros pies. Rojas, blancas, densas, deshojadas, turgentes, marchitas…

Primavera de cielos cambiantes, de nubes apresuradas, de luces matizadas y soles hirientes.

Caminar bajo los robles, perimetrando los pastos, serpenteando las aldeas, resiguiendo las rutas. Buscando, perdiéndonos quizá.

Amanecer en la somnolienta penumbra, despertar trasegando el polvo de los senderos, sonreír a la luz que caldea los sentidos. Descansar compartiendo la calidez del café, el abrigo de la compañía, el misterio de lo porvenir.

Paradójicamente caminar para detenerse y salir del itinerario habitual, del recorrido previsto y parar; cargar con lo indispensable para descargarse del pesado fardo de lo cotidiano, de lo obligado;
comprometerse para liberarse, al menos durante unas jornadas en las que caminamos solas y acompañadas.

Llegar. Alcanzar la meta. Arribar al destino.

Difícil predecir adónde nos llevarán nuestros pasos, bajo qué cielos acunaremos nuestros sueños, sobre qué tierras conjuraremos nuestros miedos, entre qué brazos nos sentiremos cobijadas.

Caminar.

Paso a paso.

Avanzar.

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