Valle de Hecho – Selva de Oza
Angel Flores
Excursión al Ibón de Acherito
Distancia: 10,6 km
Altura mínima: 1.230 m – Altura máxima: 1.875 m
Desnivel acumulado: 650 m
Tiempo estimado: 3h 50m
El sendero comienza en el aparcamiento donde el GR11 cruza el barranco de Acherito, junto al aparcamiento hay un corral que se utiliza para el trasiego de ganado. Se accede desde la carretera HU-V-2132, después del Camping Selva de Oza nos desviamos a la izquierda por un camino sin asfaltar que nos lleva a cruzar el Aragón Subordan y al aparcamiento señalizado (42º51’24” N / 0º41’44” O WGS84).
Junto al aparcamiento hay un cartel con el mapa con el sendero dibujado que nos puede ser de utilidad, todo el sendero está bien pisado y es fácil de seguir. Comienza ascendiendo por la margen izquierda del Bco. de Acherito, a la altura que nos encontramos el bosque ya escasea, la mayor parte del sendero discurre por laderas herbosas, aun podremos caminar entre algunos abetos. La pendiente es casi constante desde el comienzo, el sendero es lineal en dirección norte, comenzamos junto al arroyo de Acherito pero ahora es el de las Foyas el que tenemos a nuestro lado, pasamos un cartel indicador del Puerto de Palo que dejamos a nuestra derecha. Recorridos 1,5 kilómetros el sendero cruza el arroyo, ahora caminamos por su margen derecha, la pendiente aumenta. Hemos cambiado de ladera, y seguiremos ascendiendo con el arroyo a nuestra derecha por el fondo de un valle con una V muy abierta. Nos alejamos del arroyo, el sendero cambia de dirección para comenzar a remontar la ladera describiendo amplias lazadas, en una curva a la izquierda sale un sendero que también se dirige al Puerto de Palo y que según el mapa coincide con la HRP, aunque no está indicado sobre el terreno. Nosotros continuamos hacia la izquierda caminando hacia el oeste y vamos rodeando la cara sur del Mayo de las Foyas, podemos disfrutar de una magnífica vista del valle del Aragón Subordan, hacia la izquierda hasta el collado de Aguas Tuertas, hacia el sur la exuberante vegetación de la Selva de Oza. Atravesamos una pedrera corta, la pendiente se ha suavizado hasta seguir prácticamente una cota constante, cruzando pequeños prados y algún nevero (mayo 22) el sendero nos conduce hasta el Ibón, al que llegamos por el lado sur. La vista es magnífica, el agua del azul intenso que caracteriza estos pequeños lagos de alta montaña rodeado por un circo de cumbres, algunas con las últimas nieves de la primavera. Destaca la Brecha Hanas, un collado de fácil acceso flanqueado por agudas agujas a ambos lados. La opción de meter los pies siempre está ahí, incluso puede ser reconfortante, aunque la temperatura del agua es francamente baja. El regreso podemos hacerlo sobre nuestros pasos, pero lo más atractivo es hacerlo circular, es este caso conviene saber que nos encontramos a un tercio del recorrido total, un sendero bien marcado alternando llanos con bajadas nos devolverá al origen.
Cruzamos el arroyo que sale del ibón y nos dirigimos al oeste sin perder altura durante un kilómetro, vamos rodeando una pequeña vaguada, aquí también hay algún nevero, mucho cuidado al cruzarlos en esta época del año, el deshielo está muy avanzado y en las vaguadas cubiertas por nieve esta se descongela desde el interior que está en contacto con el suelo y forma cavidades bajo la nieve que pueden ser grandes y dejar una pequeña capa de nieve dura en la superficie, que dentro está hueca. Atención cuando veamos que un pequeño arroyo surge al final del nevero y que nos indica que se está deshelando.
Al girar una curva nos adentramos en el barranco de Acherito, desde nuestra altura vemos que la senda desciende hasta un refugio y podemos seguir con la vista el itinerario al otro lado del valle. En el refugio hemos cambiado de dirección que ahora será sureste hasta el final por la margen derecha del barranco de la Ferrería. Cruzamos dos arroyos, el de mayor caudal es el que desciende del Mayo de las Ferrerías, una pared caliza que bordea el valle por el suroeste. Los arroyos en esta época van bastante crecidos, algunas piedras nos facilitan el cruce, el sendero continua en constante descenso, con menos pendiente que el ascenso. Durante el último kilómetro apenas hemos perdido altura, desde nuestra atalaya divisamos todo el valle hasta las últimas cumbres, los picos de Arre y Gabedallos, fronterizos con Francia. Sólo nos queda el último descenso que con un buen desnivel nos conduce al aparcamiento que desde hace rato tenemos a la vista.