La del domingo pasado, fue una excursión un tanto especial. El itinerario discurría por el término de Alpuente, entre esta localidad y una de las doce aldeas que conforman su conjunto urbano, concretamente la de Corcolilla. La excursión tenía el atractivo especial de visitar algunos de los altares rupestres que se pueden contemplar en los alrededores de Alpuente. Con el nombre de «altares rupestres» se denomina a grandes rocas que fueron talladas o modificadas por la mano del hombre en épocas prehistóricas. En general se cree que sirvieron para realizar algún tipo de ritual. En los que contemplamos, las alturas van entre 3,5 a 6 metros de altura y tienen una o más cubetas excavadas en la parte superior, en alguno también dibujos o signos grabados en la roca. Es posible que hace 3000 o 4000 años algún chaman, sacerdote o hechicero se subiera encima de alguno de estos altares y realizase algún rito, quizás relacionado con el agua, que en la actualidad aún no conocemos.
El recorrido eran 14 kilómetros, con un desnivel de 300 metros, la mayor parte por pistas forestales, suave para la veintena de compañeros que conformaban el grupo. Buena parte del camino discurría entre campos de labor, en muchos casos sembrados de almendros, con sus frutos arracimados, maduros, y abierta su cáscara aterciopelada por el calor de este verano, que se niega a tocar a su fin. Final que llegará de la mano del equinoccio el próximo domingo, pero en el que la ciencia meteorológica, desconocedora de su hermana astronómica, se empeña en mantener con temperaturas de plena canícula. Y vaya, que si se notó el calor, con temperaturas que superaron los 34 grados, bastante por encima de las que son habituales en esta época del año. Cuando la moderada subida se tornó en rampa, hacia el mediodía, con tan elevadas temperaturas, y sin ninguna sombra que nos cobijase, la marcha adquirió una dureza extra. Los que practicamos este deporte nos defendemos bien frente al frío del invierno, aumentando capas o manteniendo el ritmo, pero que pocos recursos tenemos cuando calor aumenta. La solución llegó con un poco de sombra y esa cervecita que con tanto placer tomamos en Corcolilla.
Estupenda e intresantísima excursión, ya casi no nos acordamos del calor que pasamos.
Si, va ser sufocant la calor del dia, però pagà la pena l'esforç. Un dia completíssim i molt enriquidor física i espiritualment.
Gràcies Ángel, ja esperem la propera.