Posiblemente fuera la existencia de este manantial uno de los motivos de la ubicación del monasterio de Sant Pere de Rodes en este lugar inigualable; en el siglo XIII ya se había convertido en uno de los centros de mayor importancia espiritual y política de la época y la comunidad benedictina siguió entre sus muros hasta el siglo XVIII; allí frente al mar y al pie del castillo de San Salvador la fuente mana en un lugar escondido donde los monjes encontrarían un rincón para el descanso y la meditación.

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