Este domingo 25 de mayo buscando temperaturas más amables nos hemos ido a la provincia de Cuenca, a su serranía baja en el límite con la provincia de Valencia, a la población de Casillas de Ranera. La idea era subir al Pico Ranera en una ruta casi toda cobijada por sus inmensos bosques de pino rodeno.

El punto de partida es la Heredad Casa Polan, a un par de kilómetros del pueblo, construcción que durante años perteneció a la «Unión Resinera Española» y que en la actualidad es propiedad del Ayuntamiento de Talayuelas. Desconozco en que punto está el proyecto de convertirlo en un centro turístico.

Comenzamos en suave ascenso por antiguas pistas que pronto se convertirán en sendas y que han sufrido el violento paso del agua en la dana que también en estas tierras descargó su fuerza. Poco a poco la subida se hace más pendiente. El pinar que nos rodea y la brisa que conforme subimos se va dejando sentir nos protegen del sol y la temperatura que gana puntos.

Nos lo tomamos con calma, paradas para almorzar, para recuperar el aliento, para oír a los pájaros que celebran la primavera, para ver el paisaje que conforme ganamos altura se va ampliando, para disfrutar de la naturaleza.

Llegamos a la parte alta ya cerca del pico y nos asomamos a los primeros contrafuertes de la muralla rocosa. Desde aquí la cima está cerca y en poco tiempo llegamos a ella. Estamos a 1430 msnm y el paisaje a nuestros pies justifica el esfuerzo de llegar hasta aquí. Es un pico solitario, lo que unido al día claro nos da una perspectiva perfecta de lo que nos rodea. Los inmensos pinares, Casillas de Ranera, Sinarcas, Talayuelas, los llanos de Pie Mulo, la laguna de Talayuelas…la vista se pierde en la lejanía.

Pero en algún momento tenemos que iniciar el descenso porque aunque hemos llegado a la cumbre estamos a mitad de camino, así que tras disfrutar un rato aquí arriba nos ponemos a ello. La bajada es amable y tranquila pero conforme perdemos altura y nos acercamos al mediodía la temperatura va apretando y el calor aumenta al mismo tiempo que la agradable brisa de arriba disminuye.

Pero como todo esta ruta también acaba y llegamos al llano con sus campos de cereal de un verde explosivo y pronto a la Casa Polan donde están los coches y junto a la que hay un área recreativa con sus mesas, su fuente y su maravillosa sombra, lugar perfecto para terminar compartiendo la comida que pone punto final a otra ruta de la «Secció de Senders» de la «Societat Excursionista de Valencia».

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