La cita de este domingo fue en L’Alcora que es la capital de L’Alcalatén; ha sido una ruta monumental: el vía Crucis, la ermita de San Cristóbal que fue fortín carlista, la ermita de San Vicente y el curiosa senda de montaña que une las dos últimas llamada «el mal passet». En un largo paseo junto al río Lucena vimos el Toll de la Roca y los molinos del Palomet y el del Duc o del Pantà; en este último tuvimos la suerte de charlar con el dueño que nos mostró en el interior parte de la maquinaria y antiguos artilugios. Cuando ya se acercaba la hora de reponer fuerzas, habíamos alcanzado un camino pecuario sobre el que compartimos diferentes manjares entre los que destaco la torta de calabaza de Pilar. No podíamos imaginar el magnífico camino de herradura que nos llevó hasta el castillo de L’Alcalatén, el paisaje se ensanchó hasta alcanzar casi el mar y toda una serie de montañas que envuelven al pueblo y que algunos llaman sierra de Alcora. Lo que queda del castillo se levanta sobre todo el entorno y al pie San Salvador es punto de reunión de muchas romerías con un porche con arcos muy castellonense. Ya casi en el pueblo y junto al lavadero, este año de lluvias benditas, ha crecido una pradera con elegantes vincas junto a un arroyo y una cascada, un rincón inesperado del que sólo disfrutamos unos pocos.
Para finalizar, dimos buena cuenta de la repostería de Alcora regada con con algunas cervezas para no perder las buenas costumbres.

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