Fotografía de Jimmy Chin

HACE CIEN AÑOS: MALLORY E IRVINE EN LA HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL EVEREST

Rafael Cebrián Gimeno

Hace cien años, en junio de 1924, el gran alpinista inglés George Mallory y su acompañante Andrew Comyn Irvine fallecían en el intento de coronar la entonces cumbre virgen del Everest. A 8.600 metros fueron vistos por última vez sus figuras desvanecidas por las nubes, hasta su total desaparición bajo el resalte terminal. Desaparecidos sus cuerpos en la inmensidad glaciar y rocosa, ignorando si habían conquistado la montaña y cuál habían sido las circunstancias que ocasionó su trágica muerte. 

En el año En 1999 fue encontrado el cadáver de Mallory a 8.200 metros, pero no el de Irvine, el cual era portador de una máquina fotográfica, cuyo contenido podría revelarnos si habían triunfado en aquel fatídico e histórico intento. En septiembre pasado un equipo del National Geographic ha encontrado en la cara norte del Everest, una bota de Andrew Comyn Irvine: una etiqueta cosida al calcetín, con las iniciales del nombre y apellidos A.C. Irvine, certifica a quien pertenecían los pobres restos encontrados. Hallazgo del que está ausente la cámara fotográfica, con la que se habría inmortalizado, en el caso de hacer cumbre, un hecho memorable en la historia del alpinismo.

La bota de Irvine, muestra una suela claveteada y las fotografías de los alpinistas en el campamento base de la expedición, nos da a conocer la precariedad de los equipos personales y de tiendas de campaña de aquel entonces. Impresiona su desprotección, comparada con los sofisticados tejidos y calidad de los modernos trajes y material técnico actuales, ante los desconocidos efectos de la altura y enfrentados a una rigurosa y adversa climatología. Todo ello sustenta las razonables dudas sostenidas por parte de expertos analistas del mundo alpino de que, con los medios técnicos de la época, fueran capaces de superar las dificultades del escalón base de la cresta somera y coronar la cima. Deducción que no cierra el dilema, al no ser compartida por otros grupos, igualmente competentes, que valoran la vigorosa e histórica cordada capaces de vencer la dificultad final y lograran la cumbre. Especulaciones y preguntas sin respuesta que plantean como posible que la cumbre señera del mundo fuera alcanzada hace cien años, 29 años antes de 1953, cuando lo lograran Edmund Hillary Tenzing Norgay, en cuyo caso cambiaría la fecha de una memorable hazaña en la historia del alpinismo.

Fotografía de Jimmy Chin

Hicieran cumbre o no, Mallory e Irvine se inscriben con letras de oro en los anales del himalayismo. La crónica montañera contiene gran número de ascensiones y escaladas consideradas como imposibles en la fecha de su realización: precisamente, la conquista de “lo imposible” es lo que ha marcada en la historia del alpinismo la constante superación de dificultades. Su hazaña, la mayor altura alcanzada por el hombre hace cien años, queda como paradigma de hasta donde es posible renunciar a la propia seguridad, cuando predomina el vehemente sentimiento de subir montañas.

Fotografías de National Gepgraphic, Wikipedia y Huffpost

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